Para terminar el mes de febrero he elegido una receta sencilla que huele a primavera.
Aunque sigue haciendo frío y el tiempo es desapacible en muchos rincones del país la primavera está a la vuelta de la esquina y las tardes son más largas. Cuando queramos darnos cuenta estaremos cambiando el abrigo por una chaqueta ligera y dejaremos las botas en el armario, pero mientras disfrutamos de estos días al calor del horno y llevamos un poquito de color a nuestras mesas.
Esta receta la tenía guardada desde la primavera pasada. Un día mi marido fue a hacer la compra y se trajo una bandejita de frambuesas que según él estaban en oferta (creo que me dijo que a un euro) Yo no sé qué estaba en oferta, pero al repasar el ticket de la compra le había clavado tres euros y pico por las frambuesas ¡cabreo monumental! es que no se pueden comprar cosas fuera de temporada y mucho menos hacer la compra a ciegas como hace él.
Los días pasaban y las frambuesas seguían en el frigorífico. Con miedo a que se pusieran malas (sólo faltaba dejar que se pudrieran cuando las había comprado casi a precio de oro) una tarde que Lara decidió dormir la siesta me metí rauda y veloz en la cocina y preparé un bizcocho.
Había cogido ideas de varias recetas y aunque fuera la primera vez que he reposteado con frambuesas al fin y al cabo es un bizcocho y muy mal se tenía que dar la cosa para que la receta fuera un fracaso absoluto. De paso di salida a unas escamas de chocolate que tenía abiertas desde hacía un tiempo, que ya sabéis que mi propósito este año es el de dar salida a los ingredientes que llevan estancados tiempo en casa, así que esta receta además de estar muy buena viene que ni pintada para mi propósito.
La confirmación de que la cosa iba bien llegó incluso antes de probar el bizcocho, ya que al terminar de hornearlo vino mi madre y me dijo "ya sabía yo que estabas haciendo algo rico, porque ha sido entrar en el portal y ya lo he olido"
Hacer las fotos y tomarnos un trocito con un descafeinado fue todo uno, más aquellos días en los que cuando Lara despertaba ya no había tiempo ni para ir al baño ¡lo que ha cambiado la situación en tan sólo unos meses! No es que ahora no requiera atención, que demanda incluso más, pero la cosa se maneja de otra manera.
La combinación de las frambuesas con las escamas de chocolate es brutal y la miga del bizcocho es jugosa y tierna ¡ideal para desayunos y meriendas! Es la primera vez que utilizaba las frambuesas en repostería y el resultado me ha gustado.
El problema es que aquí sólo las puedo encontrar en LIDL ¡y no siempre! y la mayor parte de las veces a precio de oro, aunque he visto que tienen bolsas congeladas que salen mucho más asequibles y dada la buena experiencia creo que voy a probar porque me han gustado bastante.
Pero si os gusta la receta y no conseguís frambuesas estoy segura de que con fresas o cerezas estará igualmente bueno ¡yo al menos quiero probar! aunque mi lista de pendientes es tan larga que no sé cuándo le llegará el momento.
Sin más os dejo con los ingredientes y el paso a paso que es muy sencillo.
Ingredientes:
* 300 gramos de harina de repostería
* 1 sobre de levadura química
* 125 gramos de mantequilla (puede ser light)
* 2 huevos
* 1 cucharadita de vainilla
* 125 gramos de yogur griego
* 50 gramos de leche
* 130 gramos de azúcar moreno
* 60 gramos azúcar blanco
* 200 gramos de frambuesas frescas (pero también nos pueden valer las congeladas)
* 100 gramos de chocolate negro en escamas
Elaboración:
1. Derretimos la mantequilla en el microondas o al baño María y ponemos en un bol junto con el azúcar. Batimos hasta que la mezcla espume.
2. A continuación añadimos los huevos de uno e uno e integramos antes de añadir el siguiente.
3. Ponemos la vainilla y el yogur y volvemos a mezclar.
4. Por último añadimos la harina junto con la levadura y a medida que integramos vamos añadiendo la leche para que sea más sencillo de incorporar.
5. En un bol aparte ponemos las frambuesas y les añadimos una cucharadita de harina. Movemos con cuidado para que se impregnen bien en la harina.
6. Las vertemos en la masa junto con el chocolate en escamas y con ayuda de una espátula de silicona y con mucho cuidado para que no se rompan procuramos que queden bien esparcidas en nuestra mezcla.
7. Untamos con mantequilla nuestro molde o lo forramos con un papel de hornear y vertemos la masa dentro.
8. Llevamos al horno, precalentado a 180º C y horneamos durante aproximadamente una hora (antes de apagar comprobaremos que está hecho pinchando con una brocheta de madera en el centro. Si sale limpia es que está listo)
9. Dejamos templar unos minutos con la puerta del horno entreabierta y a continuación desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Por supuestísimo la mejor manera de conservarlo es envolverlo en film transparente y guardarlo en el frigorífico. Así conseguimos que se mantenga jugoso hasta el último día y que no se ponga malo al llevar fruta natural ¡que más de uno ya me habéis comentado que por no hacer caso a mi consejo habéis tirado algún bizcocho o muffins!
No puedo dejar de agradecer todos los comentarios y muestras de cariño que Lara ha recibido de parte de todos vosotros la semana pasada como motivo de su primer cumpleaños. Me encantó leer que Lara es la niña más famosa de la blogosfera, igual hay niños más conocidos, pero no sé si gozarán del cariño tan verdadero del que disfruta mi hija de todos vosotros que sois sus tías y tíos virtuales (y hasta algún abuelo y abuela le han salido también)
El día fue bastante intenso con la fiesta de carnaval y cumpleaños en la guardería y la posterior revisión médica del año y las vacunas pertinentes. La noche fue complicada, se puso un poco malita y vomitó por primera vez (sí, sé que tengo mucha suerte porque mi hija jamás había vomitado y a lo sumo creo que no habrá echado cinco bocanadas en toda su vida) pero al día siguiente estuvo perfectamente para compartir un trozo de tarta y un café con los abuelos y sus tíos. Fue una celebración íntima con aquellos que tanto nos han ayudado en su primer año de vida y se han preocupado por ella cada día. Creo que es lo justo.
No me enrollo más. Os doy las gracias por estar siempre ahí y traspasar la pantalla con vuestro cariño y mensajes ¡sois increíbles!
Espero que os animéis con el bizcocho y si lo hacéis ¡me contáis! Os deseo muy feliz fin de semana y nos leemos en unos días
Manos a la masa y ¡bon appétit!
